mensaje de acogida



Te invito al país de Franklin Bordas, territorio del

pensamiento con alas.





viernes, 27 de diciembre de 2019


Ronaldo
  
En junio de 1957
un hombre escribe una carta
a la luz de una fogata,
corrigiendo sus pensamientos
para que tocaran el alma.
Todo el día en Miguel Bikan
lleno de lodo en el centro de la montaña
le daba vueltas a lo que escribiría
mientras la sierra cortaba el tronco
de un árbol que había visto centenares de años.
Duro para un montañés entrenado para expresar abrazos
en un encuentro, decirlo en una carta.
Fueron días de ese junio,
que lo hacían sensible y que lloraba por dentro
con el rugido de las tormentas invernales golpeando árboles,
que necesitaba hablar con álguien
y decidió escribir.
Las palabras son como las sierras y cortan
pero él no quería herir,
y cada pensamiento
era trabajado con la prolijidad de un orfebre.
No entendía las lágrimas que resbalaban por sus mejillas
mientras armaba la carta,
y sonreía echándole la culpa
a la humareda de la fogata.
La distracción de los insectos de la noche,
los búhos, la lluvia y la extraña música lejana del agua desbordando los ríos tenía que acallarlos.
Era necesario el silencio total de afuera para que el corazón hablara.
Pensó comenzar diciendo "amor te necesito hoy más que nunca".
Era cierto,
la montaña obscura en medio del diluvio de junio demandaba compañía.
La soledad es como un dolor de huesos
que piden calor,
la tibieza especial del bienamado.
Pero ¡nó!, él era fuerte para decir eso
nunca habló de necesitar a álguien,
la carta parecería escrita por otro.
¿Cómo decir te amo y te necesito sin parecer frágil?
La noche pantanosa
obscuramente triste no ayudaba
el frío del viento y el lamento misterioso
de sus espíritus
los árboles chocando entre ellos
parecían mutilar las hermosas palabras
que luchaban por nacer.
-Amor de mi vida, mi eternidad y mi cielo-
quiso comenzar así a la una de la madrugada
la hora más profunda para decir la verdad
en el filo de la noche y el alba,
pero corrigió nuevamente
mientras saltaban las chispas de la fogata como resentidas quiebraplatas.
Imaginó a sus hijos en la lejanía abrazándolo
a su mujer susurrándole al oído
sus secretos,
y la montaña adquirió luz de hogar
y comenzó otra vez a redactar la carta
su última carta así:
"Inolvidable Norita, tu sabes que adónde yo he estado siempre te he escrito..."
termina: "el corazón que nunca te olvida", Ronaldo.
Y Julio de 1957 el río Wawa
llevó a su espíritu
una noche de lluvia
más ruidosa más llorona que nunca.


Dic 2019

sábado, 22 de junio de 2019



Es mi ciudad

Cuando visites mi ciudad

hasta el tope de revolución en las redes

del mundo,

podrás encontrar de todo,

menos revolucionarios.

Aunque se diga que vive la revolución

se sabe que está muerta.

En los escombros de mi ciudad

se ha perdido el alma

nada extraño,

tiene que perderse el alma

si te niegan la vida.

Lógico,

después de cada revolución

el mal deja de ser visible

pero no se extermina,

esa es la gran mentira.

La gran mentira es que se puede acabar con el,

pero es mas fácil acabar con ellos.

Después de una victoria

el ganador más fuerte

cree que hasta puede desaparecer a Dios

y lo cree

hasta sentir que ha perdido el alma.

Es nuestro tiempo ingrato,

el gobierno de la percepción más que la verdad

el control más que la piedad

la revolución que vaga imaginaria

invocando espectros descontrolados

y airados

en espacios coloridos

verdes, amarillos, rojos

y negro luto.



Enero 2016