mensaje de acogida



Te invito al país de Franklin Bordas, territorio del

pensamiento con alas.





viernes, 8 de febrero de 2013

La inadvertida tiranía de la carne
Nos han dicho siempre que nuestra carne es débil.
pero no lo creemos.
Nuestra carne,
-esa masa de tejido rojo carmín,
camina con todo su peso
como si nada mas existiera.
Parece estarnos contando otra historia siempre.
Quién o que nos engaña?
Las ideas parecen estar disociadas
de la carne,
porque ellas parecen querer,
muchas veces lo que la carne no quiere.
O al revés.
La carne se rebela y esclaviza las ideas,
a algo.
O a alguien.
Entonces parece que muchos despeñaderos aguardan,
que el cielo cae sobre ti tronando
con sonidos aterradores,
y caminas entre neblina esponjosa tropezando
de manera inaceptable,
casi sintiendo estrangularte al otro tirano de la voluntad o
la involuntad.
Pero…¿es necesario que las ideas dominen la carne?
La lucha persiste.
Noches y noches las ideas tratando de ganar terreno
y la carne saltando de cama en cama,
de habitación en habitación resistiéndose,
resistiéndose.
El deseo de todo, es fuerte en ambos.
El pensamiento quiere.
La carne no.
La carne quiere,
Las ideas no.
-Nos reclaman que hay que pensar más-.
-Que la carne es torpe y disoluta-.
Ocurre que a las ideas les basta una hendija
para entrar:
Un poro como un átomo abierto y dispuesto,
o un nervio que las reciba.
Pero la carne tiene lo suyo:
El placer de tocar.
De ser tentado.
De vivir sin límites.
De gozar sin límites.
Y las ideas mueren entonces tristes y rabiosas
Como gaviotas sorprendidas
por intempestivas tormentas
que alcanzaron la playa
sin que una hoja fuera su cómplice.
Sin ninguna pista.
Ya en libertad la carne rebelde camina desbordada
y alegre,
muertas las ideas -su enemigo natural.
¡Viva la tiranía de la carne!