No es que una rara substancia
nos haya engullido,
es que unas raras ideas
nos han apresado,
el deleite de ser eco de extraños pensamientos
victimas de mensajeros sin rostro
que cuentan
y cuentan historias
sin cesar
nos han ido envenenando
de forma artera,
nuestros enemigos son científicos,
nos quitaron los miedos
para que no temamos su cercanía,
para mezclarse con nuestras neuronas,
y aceptar vivir,
-si eso se llama vida-
como ellos mandan.