Intrusos en el arca
-A
Ivonia, para quien la vida es la gente-.
Somos navegantes
sudorosos,
desautorizados
e intrepidos,
que
inadvertidos peregrinamos
en esa
nave llamada mundo,
silentes,
y
taciturnos.
Dos
intrusos ocultos en la niebla.
Dos
figuras borrosas
aunque
resueltas
y hasta
peligrosas.
Somos
de miradas furtivas
y
apariencia común
de los
que muchos podrían dudar
pero
también de los que cumplen promesas.
Nuestro
descanso son las palabras,
que
compartimos
y
refrescan como un oasis.
Somos
navegantes para quienes la vida
es como
un ancla mágica,
que nos
sujeta a miríadas de manos,
caminando
en círculos
que poco
a poco va ascendiendo
a un
lugar llamado Esperanza.
Algunos
no lo saben,
pero van
de tu mano confiados.
Van entrando
al arca,
algunos
de dos,
otros de
uno en uno.
Y nosotros,
-vos y yo-
Intrusos
ocultos en la niebla,
extendemos
la mano que solo ven,
-sin rostro,
sin compromiso-
Manos que
te toman
Que te
empujan
Que te
ayudan a subir
Al arca
de la vida verdadera
Que moviéndose
casi imperceptible
sin apenas
notarse.
Te va
llevando con júbilo al lugar
donde perteneces.